El papa Francisco nos recuerda que "los cristianos estamos llamados a mirar las miserias de los hermanos, a tocarlas, a hacernos cargo de ellas y a realizar obras concretas a fin de aliviarlas" (Mensaje para la Cuaresma 2014, 26 de diciembre de 2013).
Durante los últimos años me he desempeñado como presidente del subcomité de la Campaña Católica para el Desarrollo Humano (CCHD), donde he visto cómo la CCHD responde a este llamado dando voz a los que viven en la periferia de la sociedad experimentando las crudas realidades de la pobreza. Quiero compartir con ustedes el trabajo de algunos grupos apoyados por la CCHD en todo el país. Son sólo algunos de los muchos programas que ponen de manifiesto la dignidad de cada persona, abriendo puertas y brindando esperanza para una sociedad más justa y pacífica.
La Conferencia Católica de California trabaja con diócesis de toda California para abogar por la reforma de la justicia penal y brindar acercamiento espiritual a las comunidades. Con una subvención de la CCHD, la Conferencia Católica de California expandió sus programas Nightwalk en vecindarios de toda California. Durante Nightwalk, un evento dirigido por líderes, funcionarios electos y clérigos de una comunidad, miembros de la comunidad caminan juntos por las calles de vecindarios propensos a la violencia para promover la paz y la reconciliación. Estas caminatas unifican a las comunidades y les dan la oportunidad de encontrar juntas salidas a la violencia. Así como es importante unificar las comunidades, también es importante curar las heridas de las personas afectadas por el delito y la violencia. La Conferencia Católica de California también patrocina círculos de curación que reúnen a víctimas del delito y familias de los encarcelados para sostener un proceso honesto de diálogo y curación. Al capacitar a más líderes para facilitar estas reuniones, el poder restaurador de la compasión y misericordia de Dios se difunde más ampliamente. Como dijo el obispo Richard García, de la diócesis de Monterey, "es realmente una cuestión de acercarse a todos con ese amor misericordioso de nuestro Dios".
Mediante una subvención estratégica nacional de la CCHD, la Sociedad de San Vicente de Paúl ha estado trabajando en todo el país para promover la entrada segura y efectiva de los ciudadanos que regresan del encarcelamiento a las comunidades y a la fuerza de trabajo. Mediante la asociación de San Vicente de Paúl con instituciones católicas locales y la comunidad empresarial, así como mediante programas como capacitación laboral, los ciudadanos que regresan pueden encontrar trabajo, estabilidad y un futuro. En un esfuerzo por romper el ciclo de delito y reingreso a prisión, la Sociedad de San Vicente de Paúl también empodera a los ciudadanos que regresan para que trabajen por los cambios sistémicos necesarios para promover la reforma de la justicia penal. Con estas nuevas habilidades, han podido abogar por políticas que apoyen prácticas equitativas de contratación. A través de estos programas y asociaciones, la Sociedad de San Vicente de Paúl está cambiando sistemas para asegurar el éxito de los ciudadanos que regresan.
A menudo, cuando los menores son arrestados sus antecedentes penales los siguen toda su vida, disminuyendo sus posibilidades de encontrar empleo decente y aumentando sus posibilidades de reincidir. Junto con los obispos católicos, grupos como el Direct Action and Research Training Center (DART) de Miami están trabajando para reducir el número de detenciones de menores, dando a los niños una oportunidad real de éxito. Gracias a una subvención estratégica nacional de la CCHD, DART trabaja con funcionarios escolares y de aplicación de la ley para disminuir el número de arrestos dentro de las escuelas y promover intervenciones alternativas y constructivas que den a los niños una segunda oportunidad en su futuro. Debido a su trabajo, los sistemas escolares pueden ahora implementar prácticas de justicia restaurativa que benefician a más de 65,000 estudiantes y que disminuyen suspensiones y arrestos. La Campaña Católica para el Desarrollo Humano (CCHD) trabaja para ser una voz de esperanza para los que viven en la periferia de la sociedad experimentando las realidades de vivir en la pobreza. La CCHD apoya programas para curar las heridas del delito y la violencia, abogar por políticas más justas, proteger la creación de Dios y desarrollar comunidades fuertes.
La Misericordia de Jesús es permanente y siempre urgente. La CCHD apoya la iniciativa del Santo Padre de llevar la alegría del Evangelio a nuestros hermanos y hermanas que viven en la periferia de la vida estadounidense. Aunque pronto concluiremos el Año de la Misericordia, un tiempo de gracia extraordinaria, sabemos que nuestro trabajo recién ha comenzado.