Ha pasado más de un año desde nuestro primer caso de COVID-19 en los Estados Unidos y, sin duda, esto ha cambiado la forma en que vivimos. Hemos reavivado la necesidad de cuidarnos unos a otros por lo que seguimos aplicando medidas para prevenir la propagación de la pandemia en nuestro entorno. Hemos aprendido que distanciarnos físicamente de los demás y usar máscaras no es sólo por nuestro bien, sino que es un acto de amor que protege a quienes se encuentran a nuestro alrededor. De igual manera, el Señor quiere abrirnos los ojos para que podamos reconocerlo en nuestros hermanos y hermanas más vulnerables de todo el mundo que nos piden un gesto de humanidad y unidad.
El hambre tiene una presencia permanente en todo el mundo, hasta el punto de que muchos de los que no se ven directamente afectados se han acostumbrado a ello. Sin embargo, una de cada nueve personas en el mundo experimenta hambre, y el problema se amplía a medida que el COVID-19 sigue afectando nuestras vidas y la de los más vulnerables. El grito de la Tierra y de los que sufren hambre ya no puede ser silenciado. Debemos abrir los ojos y ver a nuestras hermanas y hermanos, especialmente en estos momentos en que seguimos lidiando con el estado actual de la pandemia.
Gracias a los esfuerzos de los profesionales de la salud y de todos los que están en la primera línea de defensa frente al coronavirus, estamos vislumbrando un giro esperanzador en la batalla contra esta pandemia. A pesar de esto, nuestra casa común, es decir nosotros y este planeta, tiene complejos desafíos con profundas raíces en común— incluyendo el hambre y el cambio climático—que debemos atender conjuntamente. Esta realidad requiere un esfuerzo concertado de todos nosotros porque, aunque estas dificultades persistan, podemos marcar la diferencia si abrimos los ojos y damos el primer paso.
La oración es la herramienta más poderosa que tenemos, razón por la cual en Catholic Relief Services se nos ofrece un retiro en línea de 10 minutos de duración. El retiro nos invita a reflexionar sobre el hambre, y abordar este desafío de manera diferente. El trabajo de CRS en todo el mundo proporciona un enfoque integral que empodera a las personas con las que trabajamos. Nuestro objetivo es contribuir a la resiliencia de nuestra familia humana para que todos puedan liderar el camino en sus propias comunidades. Es a través de esta lente y a la luz del Evangelio que se nos invita a mirar de manera diferente al mundo que nos rodea: a reflexionar sobre la realidad de nuestra familia humana a través de este retiro personal autoguiado.
Aprendamos el valor de una mirada comprometida y dignificante, de una mirada atenta a la realidad que nos rodea como familia humana, aprendamos a mirar con los ojos de Dios y a mirar con ojos que aman. A través del retiro se nos invita a abrir los ojos y mirar lo que puede suceder cuando todos actuamos como un solo cuerpo.
Este mes, al reflexionar sobre la importancia de cuidar toda la creación, profundicemos nuestra fe y oremos juntos usando el retiro en línea por quienes sufren hambre en nuestra comunidad global. Miremos, con nuevos ojos, los desafíos a los que se enfrenta nuestra casa común debido al hambre en el mundo y al coronavirus. Y oremos por una respuesta conjunta y constante que ayude a cambiar vidas y a aliviar el dolor de los más afectados por estos problemas apremiantes.
Tal como el Evangelio de Juan nos enseña, una mirada amorosa y solidaria no sólo es posible, sino que está a nuestro alcance, y requiere de nuestra participación. En estos momentos de confusión y dolor causados por la pandemia y el hambre en todo el mundo, vayamos más allá de nuestras propias necesidades y nuestro dolor. Tal como los ciegos en Jericó, digamos, "Señor, Hijo de David, ¡ten piedad de nosotros! ... Señor, queremos que se abran nuestros ojos" (Mateo 20,31-33). Y cuando salgamos a encontrarnos con Cristo en nuestras hermanas y hermanos, digamos también: "Dios estaba aquí y no lo sabía"(Génesis 28:1); “Yo te conocía solo de oídas; pero ahora te han visto mis ojos” (Job 42,5).
Luis Beteta es un escritor y editor de Catholic Relief Services. A través del desarrollo y la transcreación de recursos para campañas temáticas, Luis promueve la participación en el trabajo que CRS realiza alrededor todo el mundo entre los católicos y otras personas de buena voluntad en los Estados Unidos.